martes, 10 de julio de 2012

7-7-2012 El puente sobre el rio Kwai

Sigue sin llover pese a que estamos en la época de los Monzones, salvo la tarde que llegue en la que cayeron 4 gotas el cielo se mantiene parcialmente cubierto lo que permite llevar mejor el calor, que por otra parte, y de momento, esta siendo bastante soportable.
Salimos temprano direccion Oeste hacia Kanchanaburi, ciudad ribereña del río Kwai, visitando el cementerio donde están enterrados los prisioneros británicos, australianos y holandesas que murieron en los campos de concentración repartidos por los terrenos donde los japoneses construían las vías del tren que debían unir Thailandia y Myanmar (Birmania) para el transporte de viveres y suministros militares.
Posteriormente y sobre una lancha que alcanzaba una velocidad enorme, llegamos al famoso puente, ahora de hierro porque el primero de madera fue destruido en la guerra por los soldados británicos, y que hoy es una atracción turística que David Niven hizo pasar a la posteridad en la famosa película. Arturo, si estas leyendo esto que sepas que me he acordado de ti. Disfrutarías como un enano.



Para seguir con el guión establecido subimos al tren, de nuevo de tercera clase en el que hacemos un recorrido de algo mas de una hora atravesando campos de cultivo, jungla y montañas. Las vias se hicieron siempre sobre la jungla para evitar que los detectaran los bombarderos americanos pero como todo evoluciona se han ido transformando en campos de cultivo. Los ventiladores no funcionan pero como siempre las ventanas y puertas abiertas hacen que circule el aire y el trayecto resulta entretenido, incluso pruebo algunas "chuches" de aquí, unas tortitas de tapioca fritas con un toque picante... Buenísimas!. Siguen pasando vendedores con bandejas llenas de comidas de la zona, pero tenemos la comida pronto y no pruebo nada mas.
La foto siguiente no es de un General del ejercito aliado, es el revisor del tren.



Empezamos a comer y vaya!! Empieza a llover, aunque es una típico lluvia monzonica, corta e intensa, apenas dura 20 minutos.
Posteriormente visitamos el Paso del Infierno, llamado así porque en un corte dinamitado entre montañas trabajaban turnos de 18 horas los prisioneros de guerra y de noche lo hacían con y la cantidad de gente que murió allí.



Al hotel, que esta absolutamente aislado en la jungla solo podemos acceder mediante canoas.



Necesito grandes cantidades de repelente de mosquitos pese a el gran numero de ranas que deben estar colaborando con la caza de bichos. El hotel es como otro poblado perfectamente integrado en el paisaje, sencillo pero espectacular.



Ya por la tarde nos acercamos, también en canoa, a un poblado de la etnia Mon y lo que es mejor, la vuelta al hotel la hacemos a nado por el río Kwai, unos 30 minutos, eso si, encorsetado en un chaleco salvavidas y llevado por la corriente por lo que solo había que bracear para cambiar de dicción. Toda una experiencia.
(No tengo la foto, me olvidé la cámara, pero espero que me la pasen)
Cena tradicional thailandesa, unos Mai Thais y a dormir.

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