lunes, 16 de julio de 2012

16-7-2012 Luang Prabang. El Mekong y la gran cascada

Me levanto a las 7,00, desayuno en el hotel y a las 8 salgo para la agencia que he contratado y que me lleva al muelle donde embarcaré en un slow boat que 25 kilómetros río arriba,  me llevará hasta las cuevas de Pak Ou. El viaje de ida dura dos horas con una parada técnica en la "gasolinera" para llenar el deposito.


Tras algo más de una hora, nueva parada. Esta vez en una aldea en la orilla derecha,  que cuenta con un templo pequeño y el resto del pueblo casi parece un mercadillo. Aprovecho para entregar mis primeros libros a los niños y aprovecho también para comprar una pequeña botella de "whisky casero" destilado allíí mismo que probaremos a mi vuelta, aunque igual me atrevo a probarlo antes en un bar de aquí.


Finalmente llegamos a las cuevas, dos cavidades una en la parte inferior y otra en la superior de la montaña que no aportan gran cosa, si acaso es un excelente ejercicio de gluteos ya que hay que subir unos doscientos escalones bastante altos. La sudada es de verdadero escándalo ya que el trayecto en barco, con el movimiento del aire producido por la marcha,  hace que la travesía sea muy agradable,  pero cuando estás parado sudas como un pollo, sobre todo si te estás moviendo.
Las vistas desde arriba son magníficas.
La vuelta, mucho mas rápido, sin paradas y a favor de corriente,  lleva  tan sólo una hora,  llegando a Luang Prabang sobre las 13,00 horas. En si,  la visita a las cuevas no  valdría la pena salvo por el ridículo precio de la misma, unos 6 euros, pero en todo caso la travesía por el Mekong justifica la inversión.


Me tomo un café y un croissant y a las 13,30 comienza mi exclusión a las cascadas de Tat Kuang Si, a unos 32 kilómetros, pero esta vez hacia el sur y en lugar de barco vamos en una Van con excelente aire acondicionado. Antes me he cruzado con tres jóvenes españoles que se iban a hacer kayaking, algo muy habitual en estas latitudes.
Os adjunto una foto de la calle principal, Sisivangvong Road,  a estas horas muy tranquila,  y el modelo de cartel que tienen todos los comercios, agencias y restaurantes porque el entorno lo tienen muy bien cuidado y muy limpio siempre pese a ser muy difícil encontrar una papelera.


En la Van vamos 11 personas, casi todas jóvenes  que viajan sólos salvo una pareja de chavales de Hong Kong. A mi lado se sienta una noruega con la que mantengo una conversación, que dado mi nivel de ingles, tiene mérito y aún así nos contamos de donde venimos y a donde vamos, con lo que el viaje, aunque no es muy largo se hace más ameno. Con la americana del asiento siguiente prefiero no intentarlo., aunque al final soy capaz de cruzar algunas frases con ella y con otro elemento que no sé de donde era.
Luang Prabang está absolutamente rodeada de montañas y la carretera discurre entre una vegetación exuberante, donde destacan los arboles de teka y algún pequeño campo de arroz donde bien han podido crear algún terraza.


Ya en nuestro destino, un parque natural que está dentro de una zona ya de por sí muy cuidada, se puede ver primero una zona de ´protección de osos cazados furtivamente. Muy graciosos. Al parecer también debería haber un tigre Igualmente salvado, pero no lo he visto por ningún lado.


Enseguida empiezan a aparecer pequeñas cascadas de agua cristalina entre innumerables plantas y flores para finalmente alcanzar lo que el indio Jerónimo denominaría la Gran Cascada con 50 metros de altura. La temperatura aquí es más que soportable ya que han caído cuatro gotas y los altísimos arboles proporcionan cierto frescor, aun así hace calor.

La vegeteción es extaordinaria.


Los mas jóvenes aprovechaban para darse un baño en las lagunas que se forman entre salto y salto. Como yo no tengo ninguna intención de hacerlo me voy hacia la salida donde me como una crepe de queso y un agua.

No quiero comer mucho porque esta noche quiero probar un restaurante laosiano (Tamarind) recomendado por la guía que ayer domingo estaba cerrado. Este restaurante y alguno mas de la zona ofrecen mini cursos de cocina.
La cena es cuanto menos curiosa, me ofrecen comerla con las manos y pese a pedir tenedor finalmente acabo haciéndolo como los locales, o sea, cogiendo el arroz con tres dedos de la mano izquierda.
He pedido un menú de degustación de 5 dips (como tapitas) con carne seca de búfalo, salchicha de Luang Prabang, unas hojas rellenas de nosequé y los otros dos tan sólo los he probado porque resultában difíciles. Tampoco me he comido las hojas. Al final con la Beerlao large correspondiente,  51.000 kips en un restaurante de lo más solicitado, equivalente a 6 euros si incluyo la propina.
Vuelta al hotel en tuk tuk, y de nuevo tengo que cruzar el puente aunque esta vez de noche y lloviendo un poco. Había preguntado antes de salir si estaba iluminado por la noche a lo que me contestaron que sí. Al parecer el concepto de iluminación lo tienen reservado para los monjes, porque 3 bombillas en 150 metros, como que no iluminaba mucho. A escribir un rato y a dormir que mañana me lo tomaré con mucha más calma. Os pongo un detalle del puente tomado esta tarde.

2 comentarios:

  1. Muy chulo el blog Enrique!! En cuanto volvamos nos ponemos con lo del dropbox. Por cierto me dice Andoni q te diga, q es Andoni y no Antonio, jejejeje!!! Tranquilo, es normal!!! Un abrazo y disfruta de lo que queda que cada vez es menos....
    Irati-Andoni

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  2. joer que fotazos!!! entré aquí por casualidad y ahora me alegro :)
    Un saludo!

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