miércoles, 18 de julio de 2012

18-7-2012 De Luang Prabang a Vientiane

Hoy me he levantado a las 5 de la mañana con el fin de coger la bicicleta e irme a ver a los monjes de nuevo en el rito la recogida de alimentos, pero ya vestido y cuando salía por la puerta de mi habitación, me he encontrado con que estaba lloviendo. Imposible ir de esta forma, acabaría chopado y seguramente también la mochila con la cámara dentro. Creo que es el único día realmente lluvioso, aunque cae poca agua está todo el cielo tapado, en lo que llevo de viaje pese a estar en la temporada de Monzones, así que decido acostarme de nuevo hasta la hora del desayuno que tomo como cada día en el encantador comedor del hotel.


Aprovecharé para descansar, que me hace falta, hasta las 11,30, hora en que me llevarán al Aeropuerto, así hago algunas fotos del hotel, que es una verdadera preciosidad y de nuevo del viejo puente que es cierto que me ha encantado. Ayer atravesándo con la bici y teniendo que circular por las tablas que marcan cada sentido te obligaba a mirar fijamente las mismas para no caerte.


Me voy a liquidar el hotel, cuyo precio es realmente bajo para lo que ofrece y se lo pago a la simpática recepcionista que no habla ni papa de inglés, bueno cuatro palabras.


Hago las maletas, estudio el plan para el día de hoy en Vientane, capital administrativa y económica del pais y me planteo también el trayecto de mañana ya que aún dudo si hacerlo en tren nocturno o en avión, todo dependerá de que pueda sacar el billete en Laos que tan sólo tiene una lanzadera hasta la frontera, a unos 15 km, ya que este pais no tiene tren y realmente hay que sacarlo en Thailandia, pero tampoco se puede reservar por internet.
Así que dejo mi pequeña choza.


Pero antes de dejar esta ciudad, quiero poner uno de los símbolos del pais, la cerveza Beerlao


Me voy al aeropuerto de Luang Prabang, facturo y hago tiempo en la "sala de espera"


Esta vez es un reactor, un Airbus 320 de Lao Airlines, nuevecito porque tienen pantallas, que no usan, en cada asiento.


El aeropuerto de la capital no es mucho más grande. Mientras espero la maleta contrato un taxi oficial, que me cuesta 7 USD hasta el hotel. Realmente si andas 500 metros con la maleta a cuestas y coges un tuk-tuk te sale por menos de la mitad, pero no vale la pena.
Llego al hotel que había reservado por internet, también elegido por las críticas en Tripadvisors. El hotel tiene 10 o 12 habitaciones, muy cucas. Te has de descalzar en la recepción para subir a las habitaciones. En general en casi todos los locales de Laos hay esa costumbre, por ejemplo en el hotel de Luang Prabang debías dejar los zapatos en la puerta del bungalow. Tiene vistas al Mekong, que como siempre acompaña mi recorrido.


No es que esté en la playa, es que la calle no está asfaltada. Al principio creía que el hotel estaba en el culo del mundo, pero ni mucho menos, está a cinco minutos del Mercadillo Nocturno donde ya está asfaltada y tiene un paseo junto a la orilla del rio bastante largo y a menos de 10 minutos andando del centro histórico.


De hecho, está tan cerca y es una ciudad tan rara, que me paso en mi busqueda del casco antiguo, y es que Vientane no es la típica capital de Nación, parece un pueblo grande, de hecho, salvo un edificio, no he visto más de 5 alturas y la mayoría tienen 2 o 3.
La ciudad ciertamente no tiene ningún encanto arquitectónico, salvo algunos templos, bastantes, muy similares a los de Luang Prabang.


También encuentro otros dos en rehabilitación, siendo lo más curioso los andamios, construidos integramente con bambú.


Camino durante dos horas y en ese tiempo me he recorrido prácticamente todo el centro de arriba a abajo y de derecha a izquierda, quizás buscando un típico centro de la ciudad, pero no es así, todas las calles son como éstas: En ellas se concentran casi todos los Gueshouses, restaurantes y agencias de viajes. En uno de estos establecimientos me tomo la Beerlao de la tarde, que no me acabo porque es de las grandes (0,66 litros) y se calienta enseguida con la temperatura, que hoy no es especialmente dura, pero es que tampoco ponen las cervezas especialmente frias o no se nota si lo están. Es una zona especialmente de mochileros, pero éstos no son en número ni parecido a los que hay en Luang Prabang, y eso tieniendo en cuenta que Vientane, con unos 250.000 habitantes tiene más de 10 veces la población de la primera. en todo caso son la mayoría de los extranjeros que hay por aquí.


Además del edifico junto al rio que tendría unas 20 alturas (no pega ni con cola en el entorno), un par de hoteles de lujo y algún edifico público, quizás lo más singular sea la que ellos denominan los Campos Elíseos de Vientane, recordad que eran una colonia francesa, obviamente nada más lejos de la realidad.


Otra cosa que llama la ciudad es junto al rio, un jardin muy bonito y cuidado donde está la estatura del que seguramente sea el lider comunista del país, porque el cartel está en laosiano y no lo entiendo. Lo más curioso es que hay gente haciéndose fotos, incluso fotógrafos profesionales, pero sólo se hacen fotos con ella los laosianos.


Finalmente me acerco al Mercadillo Nocturno que lo están montando. Lo cierto es que según avanza la tarde la ciudad va tomando algo más de encanto, de hecho este paseo es la zona no solo de mochileros sino de los jóvenes laosianos.


Como es pronto y no tengo otra cosa que hacer me doy un último masaje laosiano, extraordinariamente bueno y barato y después tomo mi última cena del pais, un Lao Laap de pescado (lo pido de carne "beef" pero entienden "fish") pero en cualquier caso está muy bueno y no es picante, salvo la mini zanahoria naranja que resultó ser una guindilla. En mi descargo debo decir que la luz era tenue igual que la del camino de vuelta al hotel que más bien parecía la boca de un lobo, sólo iluminada por las luces de los edificios colindantes. De todas formas hay que decir que tanto en Thailandia como en Laos, la sensación de inseguridad no existe.
En fin, la visita ha ido de menos a más, pero en todo caso esta ciudad no merece más de un día, así que saldré mañana a primera hora y aprovecharé para visitar la ciudad fronteriza de Nong Kai, ya de nuevo en Thailandia, donde intentaré buscar un tren nocturno hasta Bangkok y si no lo encuentro me iré a dormir a Udon Thani, donde tengo un billete de avión para el día sigueinte por la tarde.


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